Conciencia: percepción y precognición



Una definición aceptable en principio de precognición dice que ésta es la percepción directa de hechos que aún no han acontecidos, sin mediar procesos de razonamiento y lógica. Vale decir, es un saber inmediato que no pudo obtenerse por procesos intelectuales.


La Mente
Cada vez es más aceptada incluso en ámbitos científicos, la idea de que es en nuestro cerebro donde sucede lo que llamamos realidad tal como la percibimos. Sabemos que todo es energía en distintos grados de vibración y como seres perceptuales, decodificamos ese infinito campo energético y lo traducimos en un mundo de objetos: a esto le damos el nombre de realidad. Aun con la inumerable riqueza de nuestra realidad, nuestro campo de percepción es muy limitado; nos consta que existen cosas por fuera de la percepción ordinaria de los sentidos y de hecho las utilizamos tecnológicamente. Me estoy refiriendo a por ejemplo ondas de radio, campos electromagnéticos, señales de tv etc; sin embargo, como sabemos sólo son percibibles mediante una aparatología sofisticada.
En este sentido, podemos decir que nuestra tecnología es una extensión de nuestros limitados sentidos, un parche ideado por la mente intelectual para ampliar la percepción y nuestra relación con el mundo. Por cierto y dicho sea de paso, esta relación ha sido hasta ahora una historia de dominación del mundo. El punto importante a destacar aquí es el límite de nuestra percepción, el cual es dependiente de cómo hemos desarrollado nuestro pensamiento.

El tiempo
Incluso así, ese maravilloso instrumento que poseemos, la mente, nos da cuenta también de algo que se nos presenta como inapelable: el tiempo y su inevitable devenir. Gracias a la mente nos damos cuenta de que estamos en un mundo lineal con un pasado y un futuro, y a partir de esto, ella juega a conjeturar hechos venideros, analizar hechos pasados, establecer probabilidades, etc,. A la mente le gustan estas cosas porque tiene espíritu de tentáculo: intenta atrapar y lo hace analizando especialmente. Pero la mente sabe algo más que para ella es inaprehensible: el momento presente, no puede atraparlo, una vez que cree atraparlo para ella se convierte en algo pasado. Por esto se puede decir que la mente en su actual estado de evolución, existe en un no-lugar: si no está (no puede estar) en el presente, ¿dónde existe?
¿!?
La mente sabe del pasado pero éste no existe, ¿quién de nosotros arregló algo yendo al pasado? La mente sólo puede jugar con él: puede juzgarlo, condenarlo, mirarlo para arriba y para abajo y regodearse en él...
La mente sabe del futuro, pero éste tampoco existe, es un probabilidad de la mente misma. Acabamos de decir que el presente para ella no es aprehensible (para ella el instante presente se convierte en pasado). ¿!?

¿Existe el tiempo?
La respuesta se impone por los hechos mismos: claro que existe!! Soy un año más viejo que el año pasado!
Una respuesta con sentido común. Ahora bien, recordemos que la mente es egoica, tiene como referente al ego, al yo; y esto llega a tal punto que quién más, quién menos, todos tendemos a identificarnos con la mente, con lo que pensamos. Sin duda el tiempo existe, existe para nuestro yo, pero... ¿por fuera de él?

Así como hablábamos de que como seres perceptuales decodificamos esa sopa cuántica de energía para construir un mundo de objetos, del mismo modo establecemos un escenario tempo-espacial. Mente y ego son las puntas de un eje cuya función parecería ser anclarnos en este mundo tal como lo concebimos.

Conciencia de Ser
La mente es un aspecto de la conciencia de ser, un solo aspecto de nuestro Ser. Y aún con el poder que tiene sobre nosotros para decirnos cómo es el mundo, ella misma nos insinúa que hay más, mucho más: la nobleza de la mente reside en decir "esto se me escapa, hay cosas que no puedo explicar". Déja Vu, precognición, sueños premonitorios y tantos otro son grietas en el edificio de la mente.
Es que la mente reconoce como mayor a sí misma a la Conciencia de Ser, la mente intuye que es un pequeño fragmento del Ser; imaginemos una poderosa computadora cargada con 1000 programas operativos y que sólo utiliza cinco programas para su funcionamiento. Bien, ésa puede ser una metáfora del hombre. Sólo que el ser humano es más complejo que la más poderosa computadora y muchísimo menos previsible.
Existe otra forma de conocer y que no pertenece al espacio de la mente; estoy aludiendo simplemente a eso que nos pasa muchas veces cuando sentimos algo como verdadero pero lo ignoramos en pos de las razones que esgrime nuestra cabeza. Es que la mente no quiere largar el mando y tiene un truco para que no demos crédito a esa voz interior: y éste consiste precisamente en eso, en descraditar esa voz, puede hacerlo con argumentos, citando el pasado o lisa y llanamente insultándo: "no hagas caso a esas boludeces". Y si no estamos alertas le hacemos el juego que la mente quiere.

Precognición y percepción
El psiquiatra Carl Gustav Jung acuñó el concepto de sincronicidad que en pocas palabras significa coincidencia significativa, hechos sin encadenamiento causal entran en contacto de un modo significativo para el/los participantes de ese hecho: pensamos en alguien y ese alguien nos llama por teléfono. Tanto la sincronicidad como la precognición tienen en común aludir a hechos que escapan a la lectura que la mente hace de la realidad. No es mi intención presentar a modo de argumento los muy numerosos casos de precognición o sincronicidades registrados en distintos ámbitos. No sería raro que todos sepamos o que hayamos participado directa o indirectamente de alguno.
Como queda dicho el mundo es una construcción lo más firme posible de la mente, pero hoy la ciencia nos sugiere que éste es mucho más miserioso y rico de lo que podemos imaginar, incluso en un nivel paradojal. Hemos desarrollado una muy respetable tecnología para ampliar nuestra percepción y nos damos cuenta que los horizonte son cada vez más insondables. Empezamos a sospechar que nuestra energía no debe estar tan orientada en la razón, que se trata de desarrollarnos en otro sentido, vale decir, iniciar un proceso evolución, de evolución conciente. Déja Vú, sueños, premonitorios, precognición, sicronicidad son sólo pistas de que hay otra forma de conocer.
Hace muchos siglos ya, las tradiciones aborígenes chamánicas de América nos vienen hablando de que el hombre es un misterio y que existe lo que se puede conocer , lo desconocido y lo que no se puede conocer.
Y agregan: para llegar a la Conciencia de Ser, que amplía la percepción a límites infinitos, no se necesita raciocinio, sino ENERGÍA....
La pregunta se nos viene encima: ¿Cómo adquirir esa Energía que nos acerque a la Conciencia de Ser?
Algunas pistas próximamente en otra entrada de este pequeño blog.

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